18 jul 2009

LA GRIPE Y LA ADMINISTRACION PÚBLICA


Poco era lo que le faltaba a nuestra tan mentada y no injustamente vapuleada Administración Pública, que apareció “La Porcina” o “Gripe A-H1N1”, o como quieran que se llame.

No voy a quitarle importancia a la enfermedad, no, de ninguna manera. Todo el respeto y cuidado que merece cualquier enfermedad: la gripe, el dengue, la tuberculosis, el Chagas… y podría poner una larga lista de enfermedades que nos azotan y que nadie les da la pelota merecida hasta… hasta que se pueden utilizar comercial o políticamente.
Pero esa es otra historia.
Hoy vamos a nuestra queridísima Administración Publica.

Si hasta ahora, sin gripe de por medio, hacer un trámite era la Iliada y la Odisea juntas, imaginen ustedes concurrir a un establecimiento publico con este mambo de La Porcina…
Algunas reparticiones cerraron (feria gripal), otras redujeron el horario de atención, las mas sofisticadas reglamentaron el tipo de tramite que se puede hacer y así las variantes según el buen entender de cada responsable (¿responsable?) en cada caso.
Me pregunto, inocentemente, ¿sirven para algo las medidas que se tomaron?


Las que cerraron... bueno, cerraron y que TataDios te ayude con lo que tengas que hacer, ya veremos mas adelante como te lo resuelven. No es problema para preocuparnos ahora, que tenemos tantas cosas importantes "en cartera".

Las que redujeron el horario de atencion, merecen un parrafito:
Si la idea es que las personas no se amontonen en lugares cerrados, ¿es lógico reducir el horario?
Me parece que con eso se logra el efecto contrario, ya que quien tiene la necesidad de hacer el trámite, no va a dejar de ir y, como es lógico, por una simple regla matemática, la misma cantidad de personas en menos horas es igual a más personas por hora…
¿Hay algo más absurdo que eso?
¿No hubiera sido más lógico AUMENTAR el tiempo de atención al público para que los usuarios se dispersen dando un promedio de menos personas por hora?

Bueno, es mucho pedir. Para eso hay que pensar con criterio y no precisamente con criterio de empleado público.
Además, estarían incrementando las horas de trabajo y eso los Sindicatos ¡no lo puede permitir de ninguna manera!

Otros casos en los cuales un señor que ostenta prendido en su pecho, cual escarapela, el cartelito de “Seguridad”, sostiene la manija de la puerta (al menos una manija tiene) y va haciendo entrar al recinto para realizar el tramite, tandas de XX personas (a su buen entender) “para que no se amontonen y mantengan distancia entre si, por el contagio, ¿vio?”
Entonces los otros XXXXXX quedan esperando en la vereda… con un tornillo que no te cuento y, lo que es peor, amontonados en la fila, conversando uno cerquita del otro, tosiendo y estornudando “a piacere”.
¿A quien estamos protegiendo del contagio? ¿A los usuarios o a los empleados? Total, el que no esta resfriado, con el fresquete que chupa en la fila, de esa noche no pasa, aunque sea la gripe común o una modesta angina roja seguro que pesca.

¿Alguna vez haremos las cosas con seriedad y con sentido común?
Suspendimos las clases... pero dejamos los Shopping.
Cerramos los teatros… pero dejamos el fútbol.
Alargamos la feria judicial… pero dejamos los restaurantes.

Separados por la Avenida General Paz, las medidas de protección son diferentes. ¿Será que La Porcina reconoce límites geográficos?

¿Por qué no se hacen una sopa de Tamiflu, señores funcionarios?

Maria Valente

9 jul 2009

PASARON LAS CRUZADAS




TERMINO EL TIEMPO DE ELEGIR

Y comenzó el tiempo de utilizar lo que elegimos.

No es peyorativo decir “utilizar”. No quisiera que se interpretara mal y que algún mal intencionado pensara que trato con desprecio a nuestros “elegidos”; no, no y no, lo juro como los juramentos que hacen ellos en el Parlamento.

Digo “utilizar” porque así como ellos nos “utilizaron” para obtener los votos que los pongan en el tan preciado asiento (lo de banca no me gusta mucho, en realidad es un asiento), ahora es nuestro turno de “utilizarlos” para lograr un poquito de bienestar social (con perdón del término).

Esta corta campaña, intensa y feroz, me hace recordar a Las Cruzadas. Si leemos una pequeña explicación de lo que fueron las Cruzadas, ¿no les trae a la memoria nuestra campaña electoral?

Las Cruzadas fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio y el afán hegemónico del papado (“del gobierno”) sobre las monarquías y las iglesias del Oriente (“los gobernadores e intendentes), aunque se declararan con el principio y objeto de recuperar la Tierra Santa (“de lograr el bienestar del pueblo”).
Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas en cumplimiento de un solemne voto para liberar los lugares Santos. (“para lograr el voto que nos llevaría a la bienaventuranza”)

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Y así llegamos al tan esperado 29 de junio que, salvo para los ñoquis, no sirvió para otra cosa.
Bueno, en realidad si sirvió para otra cosa que no sean los “ñoquis del 29”, sirvió para:
* conocer el listado de los “ñoquis del nuevo periodo”.
* darnos cuenta, según dichos de la pareja real, que no sabemos sumar.
* ver que de los cientos de aspirantes solo conocemos a diez.
* conocer la capacidad histriónica de los candidatos gracias al señor Tinelli.
* darnos cuenta que las peleas entre opositores no lo eran tanto, ni las peleas ni los opositores.

Y podría seguir encontrándole justificativos al día 29 de junio… el día después.

Por eso vuelvo sobre mis pasos, utilizo este rinconcito en el blog, reafirmo el nunca tan bien puesto nombre de "ESTAMOS FRITOS ARGENTINOS” y no les daré tregua.
Los voy a tener con el aliento en la nuca (además voy a comer ajo todos los días), y veremos cuantas de las cosas que prometieron hacen.

La seguimos…
María Valente